PANTALLA MUSICAL


 

martes, 29 de marzo de 2011

CUESTIONES Y CRONICAS DE UN DIA

030

Como siempre digo, me digo a mí mismo esencialmente, este es un diario tecnológico, pero un diario al fin y al cabo, y consecuentemente un diálogo personal, un monólogo con mi propia esencia. No hay nada más. No vendo nada, no proclamo nada, no intento convencer, no busco nada más que entrar en contacto hablado y escrito con el silencio del corazón, del mío, y por ende, a través de la comunicación no formal, aquella que va más allá de lo tangible, con el corazón de quienes hablan también el lenguaje del tiempo en espera.

He de reconocer mis limitaciones, mis sufrimientos personales, mis trampillas ( he sobornado a algún compañero para que visite  mi página), pero ha sido momentáneo, una visita esporádica, que las visitas al corazón son siempre íntimamente personales, no llevan guía, son por voluntad propia, son el síntoma y la esencia de la auténtica libertad.

No busco nada, solo seguir mi camino, aquél que me dicta el maestro interior, aquel que grita desde el alma susurros. Siempre habla, siempre toca en la puerta del alma, y siempre somos nosotros, atendiendo a nuestra propia inquietud, a nuestro desarrollo y evolución personal, quiénes decidimos escuchar ó abrir el espíritu de par en par.

Pero no vivo ausente, soy un ente material, que se toma su tiempo, para hacer un intento de trascender de esa condición temporal, aunque solo sean pequeños momentos, pequeños esbozos del auténtico despertar. No soy sino un discípulo, un humilde discípulo.

Pero no vivo ausente, soy viajero tangible de lo material y desde esa condición valoro también mi vida y la que me rodea, ciertamente con una nueva perspectiva, con unos ojos de mirada más profunda.

Y desde ese punto, desde esa condición, me siento íntimamente reconfortado ( que este es un camino difícil, e ingrato, aunque compensa), apoyado por acciones ó gestos que me sirven de referencia, que me sirven de guía, que  me confirman y confortan en mis creencias y convicciones. Uno de estos gestos son las imágenes que he visto en diferentes medios de comunicación sobre lo terrible de lo acaecido en Japón.

Terribles imágenes, duras y espectaculares,  – que adjetivos superlativos faltan para intentar  dar una imagen cierta de lo ocurrido-, pero no me quedo ahí, en lo escueto de la noticia, sino en lo subyacente más allá del espectáculo, más allá del desastre. Y ese aspecto de la noticia, esas imágenes, son las que me reconfortan y convencen en mis creencias.

Imágenes de gentes que en plena efervescencia del dolor y del sufrimiento, manifiesta un recogimiento absoluto, personas que en medio de la tragedia personal y social, denotan y demuestran un profundo y exquisito comportamiento.

Gentes que me dicen que sobran los aspavientos, que sobran los gritos y manifestaciones exteriores de dolor. Gentes que, una a una, conforman un pueblo de seres humanos en el verdadero sentido de la palabra.

No hay otro lenguaje que el del corazón, no hay dolor auténtico que no pase y resida en el mismo, de nada sirven, nada demuestra   -sino todo lo contrario- el alboroto de la alegría ó de la pena, porque no se mercantea con los sentimientos, no se hacen asequibles en su esencia con el lenguaje de los gestos.

Y más allá de los mismos, más allá del alboroto,  el lenguaje del  silencio transmite todo el verdadero sentir de un pueblo que, en definitiva, me ha venido a demostrar que materia y espíritu pueden convivir, que técnica y alma pueden convivir,  un pueblo que me ha demostrado un civismo y un desarrollo espiritual envidiable, como ejemplo profundo de una esencial sabiduría del espíritu.  Me confortan y me motivan estas imágenes que, por desgracia, vienen acompañadas de tanto dolor y sufrimiento humano. Por eso acallo mi voz, por eso apago la luz y asiento mi calma para compartir desde el lenguaje que todo un pueblo habla, el del silencio, con humildad , con sabia aceptación, la desgracia humana de lo ocurrido.

Sencilla, serenamente, gracias, muchas gracias por el ejemplo. En silencio.

domingo, 27 de marzo de 2011

LA CONFUSIÓN

011

La vida, si tuviera  que definirla diría, entre otras “ vanalidades”  mías, que es esencialmente la suma de casualidades dirigidas por una causalidad desconocida.

Y atendiendo a esa idea, no puedo por menos, que reconocer que mi vida es últimamente la suma de muchas casualidades sorprendentes, lo que me lleva a pensar, que, siguiendo mi premisa de fe, hay una causalidad que me está llevando con cierta prisa hacia un camino, hacia  un objetivo determinado y también según mi propia definición y creencia, desconocido, aunque intuido.

Me viene a la mente esa imagen de alguna película, en la que alguien aparece corriendo hacia un lugar determinado, una playa por ejemplo, y según corre se va despojando de la ropa. Primero deja la camisa, luego un zapato, después el otro… dando la sensación de que despojándose de los atavíos se alivia el peso, y con ello se acelera la llegada hacia el objetivo, desnudo, sin más carga que sí mismo.

Así me siento, corriendo paralelo a un mundo que diviso a través de un vidrio divisorio; un  mundo en el que veo pasar a los demás, desconocidos, familia y amigos…todos, visibles pero separados de mí. Los veo mientras corro despojándome de todo. Están ahí, pero no estoy en el mismo plano; mientras me afano en mi carrera, me invade la tremenda sensación de enfrentarme a dos sentimientos encontrados, el de la pérdida y el del encuentro: sonrío íntimamente feliz, al mismo tiempo que derramo una lágrima fría  infinita y solitaria, como un torrente de dolor que desangra mi alma.

Y en esta carrera percibo que este es el único camino, que esta es la" “ misión” para todos, que nadie puede escapar de esta “tarea programada”, y que en cada uno de los recorridos paralelos, el conocimiento, el sentido de lo adquirido es lo parcial de la esencia, que es la meta.

Y con esta imagen mental, con esta sensación de que esto es real, sin saber por qué  me ha venido esta cuestión , abro  un libro que he comprado recientemente , y me encuentro la misma idea, reflejada, de otra manera, –más perfectamente estructurada, mucho mejor explicada, ( que en esto de escribir soy un simple aficionado novato)- y me vuelvo a sorprender de otra más de esas casualidades.

Una más, otra ,que me convence que esta carrera en la que dejo atrás tantas cosas, con tanto dolor, con profundo, íntimo y solitario dolor, me convence digo, que este episodio del camino, de mi camino (el del todos, tarde ó temprano) no es una casualidad al azar, sino que tiene la más absoluta y definitiva causalidad, porque es un episodio de la causa del todo.

Miro a través del vidrio y pienso, mientras los veo pasar, quiénes son esos, conocidos ó no, amigos y familia, quiénes son, qué significado tendrán cuando yo atraviese el muro de lo tangible, cuando deje de ser parte de este plano de la realidad.Mis hijos no serán mis hijos, mi esposa dejará de serlo, los amigos, igualmente…

Realmente, simple y llanamente un simple episodio , un invento de la imaginación de este lado, un simple espejismo de eso que definimos por realidad. Somos el resultado de la confusión del trayecto, del que viaja sin saber real y ciertamente cuál es el destino del viaje.

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EL RESTO DEL CAMINO

El camino que resta es corto, y quiero recorrerlo rápidamente;  he de devolver lo prestado, he de saldar mi deuda prontamente, porque no puedo partir sin haber saldado lo adeudado.

No quiero dejar atrás nada que me atrape, no quiero que nada me haga regresar, quiero volar en libertad, quiero mirar al frente, y dirigir la proa hacia el horizonte infinito. No quiero volver a recorrer los caminos ya pisados , para que vivir se convierta en castigo.

Nada me sirve ya, no hay respuestas en este tramo de la existencia, sólo cuando cierro los ojos, cuando me aislo del mundo, cuando dirijo la mirada hacia dentro, cuando me duermo de los sentidos de lo tangible, cuando me zafo de las ataduras  me convierto en mí mismo.

Sólo cuando me  pierdo, me encuentro, sólo cuando cierro cierro los ojos, se  me enciende la mirada del despertar, aquella que alumbra el camino interior, el refugio del ser, y entonces me sé , me siento realmente cierto y libre, capaz de volar más allá de las ataduras, de las limitaciones.

Y sé, sé que puedo volar más allá de mi mismo, de mis limitaciones, de todo aquello que atrapándome me convierte en mortal y servil. Sé que puedo volar, lo presiento…

Y le pongo a alas a  mi sueño, devuelvo el eco de mi corazón a través de la música, que me acompaña en el recorrer interior, solitario caminante en la presencia del todo…

 

sábado, 12 de marzo de 2011

CON CERRAR LOS OJOS …PUEDO VER.

La verdadera mirada, la que no depende  de lo mirado, la que ve en la obscuridad, la que te lleva más allá donde alcanza la luz, es aquella que ve los sentimientos, que capta el sutil vibrar del latir del ser. Ver con los ojos cerrados es magia del espíritu, es voz del corazón.

Amo cerrar los ojos para ver la música . Apago mi mirada para esbozar en las pizarras de mis ojos todo lo que dibuja mi corazón, y éste siempre te pinta a tí, con trazos de notas musicales.

Cierro los ojos y veo que no me veo, me siento, me sé, un alma, un espíritu viajero atrapado en un cuerpo, en un amigo de piel que me encierra, pero que no soy yo, sino una simple casualidad. Cierro los ojos  y me veo, y veo, lo que soy y lo que es, intangible y sutil.

jueves, 10 de marzo de 2011

Una palabra…

El silencio de una palabra es la magia escondida tras ella, es el paradigma del sentir de las emociones. Amar sin palabras, decir sin palabras, es hablar y sentir con  el corazón, es el poder del percibir aún más allá de los sentidos, es ingresar en el origen, el manantial de lo posible, es recrearse en el poder que lo crea.

Me pongo, nos ponemos viejos, pero no es el fin del viaje, no. Me pongo viejo, nos ponemos, pero sólo es el fin del tiempo perdido: acaba el lapsus del olvido de nuestra esencia.

Me pongo viejo, nos ponemos, no para dejar de andar, sino para regresar al sendero cierto, al camino que recorre  el tiempo infinito de nuestra esencia intemporal.

Me pongo viejo, nos ponemos,  en los ojos brilla la ausencia de momentos,y al mismo tiempo, asoma la esperanza en los corazones de quiénes sí sabemos, más allá de los sentidos, que tras la ausencia está el reencuentro con el todo, para formar parte de la esencia universal, para volver a ser parte consciente de la Consciencia primigenia, eterna.

Me pongo viejo, nos ponemos, para volver a ser…el niño que siempre fuimos, que siempre seremos, como eco infinito de nosotros mismos.

Me pongo, viejo, nos ponemos…para ser eternamente jóvenes, intemporales criaturas del misterio que se desvelará tras la ausencia de lo que hemos representado, para volver a estrechar entre nuestros brazos a quiénes estuvieron con nosotros en el sueño de la vida.

Me pongo viejo, nos ponemos, no para perdernos, sino para reencontrarnos en nuestra verdadera esencia intemporal.  Es un viaje a la esperanza, la ilusión, al descubrimiento del secreto que el corazón del buscador siempre anhela.

miércoles, 9 de marzo de 2011

LO HERMOSO DE…ESTAR AQUÍ…

…SER CONSCIENTE DE ELLO, VALORARLO, Y, AGRADECERLO…

lunes, 7 de marzo de 2011

ESCALERAS ABAJO

BLOG

En el lujoso crucero del vivir en los sentidos, en el viaje a través de uno mismo, humildemente me sé estrella fugaz, me se infinitamente insignificante, me reconozco en mis limitaciones. me reflejo en mis debilidades…y, sin embargo estoy tan humildemente agradecido, sencillamente, por el regalo de ser y estar en mí , abierto al aire fresco de vivir.

Esta es un página personal, un diario vital, en el que derramo pensamientos , consideraciones y demás “zarandajas” , esencialmente, para mi interior, para mi propio “consumo”. Escucho música, miro a mi alrededor, con ojos limpios, miro  y describo fotográficamente, sencillamente, mis impresiones visuales, y sentimentales.

Observo el mundo que gira alrededor mío, bajo a los zótanos de mi propio mundo, a intentar poner orden, a pasar el paño al polvo de los  internos rincones de mi alma. Y he de hacerlo, natural y forzosamente en soledad, que la bajada al fondo del corazón, a la estancia del espíritu, es a través de una escalera muy estrecha, tanto, que solo cabe uno mismo.

El camino es largo, a veces plagado de obstáculos, especialmente cuando no se tiene por costumbre bajar con frecuencia a la estancia del silencio interior. Pero cuando se ha bajado, incluso de forma “forzosa”, –que a veces la vida te empuja escaleras abajo-  , evidentemente con algún propósito, que por desconocido , incomprendido y no asimilado, no carece de sentido, cuando se ha bajado, digo, experimenta uno ciertas situaciones y estados interiores que van  más allá que los limitados que te provocan los sentidos naturales.

Cuando se recorren los pasillos del alma, descubre uno un vasto mundo, se da uno cuenta, se cerciora, de que todo lo de arriba, es sólo la punta del iceberg, y que cuando la base se altera, todo el edificio, todo el bloque de hielo se revuelve sobre sí mismo, se da la vuelta, se tambalea peligrosamente.

Escuchas y oyes lo que el ruido del afuera te esconde, ves en la obscuridad, lo que la luz te disfraza con falsas apariencias, y, por contra, recobras el placer de oir y ver lo de afuera, pero con otras nuevas facultades, limpias, renovadas, exquisitamente sensibles y escandalosamente perceptivas. Aprendes a escuchar el silencio, a descubrir la belleza, en tantas cosas cotidianas, que por habituales se han convertido en simple hechos monótonos e infames.

Alguien me decía que cómo podía yo levantarme  a media noche, sólo con el objetivo de sentarme con mi cámara a captar un amanecer ó a escuchar el sonido de la noche, –que para los que perdemos el tiempo, para los locos del corazón, la noche suena, las estrellas campanean, tienen sonido propio.- Yo lo miré un poco a soslayo, revolví con la mirada la bolsa que colgaba de su mano, con un  par de botellas de ron y otras tantas de refresco, y le dije con cierta verguenza, con cierta timidez profundamente arraigada ,que bueno, que cada uno tiene su historia, sus gustos, su forma, y que yo, evidentemente, era extraño, era un loco ataviado con extraños ropajes. El iba vestido, disfrazado de pirata caribeño, dispuesto a robarle al tiempo, a malgastar su propia experiencia de vida en un ambiente ruidoso, disparatado, que iba a darse una vuelta por los sentidos perdidos, y que probablemente volvería del viaje ebrio , e indudablemente cansado físicamente, y profundamente aislado dentro de sí mismo, y seguramente con las manos vacías, aparte de otras consideraciones puramente materiales.

Yo era extraño, me decía, - porque no iba disfrazado, porque no llevaba bolsa alguna entre mis manos, porque partía en  sentido contrario al habitual, porque huía del bullicio de las masas, porque bajaba al fondo del corazón, porque me sentaba a la orilla de la vida, sin propósito, con el alma abierta al espectáculo del simple vivir-, y porque volvería del viaje renovado, ebrio también, pero de puro espectáculo divino, borracho de sentimientos e imágenes puramente hermosas, emocionalmente alterado por la belleza del vivir.

Sí, soy un loco, pensé, para mis adentros, pero no pienso moverme un ápice, no voy siquiera a pensar en acudir al psicólogo para solucionar mi problema mental, que lo tengo más que asimilado.

Sí, que sí, que soy, que estoy loco, pero que me dejen, que me dejen con mi locura, con mi bendita locura, que no hago daño a nadie, que soy un personaje felizmente anónimo, un sibarita del silencio de la música, un viajero de páginas escritas, un  espectador curioso y agradecido a la vida, y,  a todos aquellos que me regalan su arte, el eco de sus notas musicales, la sabiduría de sus palabras,  doy las gracias por brindarme lo mejor de sí mismos, en este mundo tan sabio y cuerdo, tan divertido.

Sí , es verdad,  me caí por las escaleras.  La vida me  tiró por ellas, y bajando a trompicones llegué al fondo, y aunque mientras caía no lograba entender las intenciones , el propósito, de la situación, cuando llegué al fondo…,cuando a duras penas pude ponerme en pie, y sacudirme el polvo, cuando pasé los dedos entre mis cabellos para intentar mantener la compostura de mi apariencia, tras comprobar que estaba “entero”, una pierna aquí, un brazo allá, todo en orden aunque dolorido y magullado, miré a mi alrededor, acostumbré la vista a la luz, tenue del corazón , y entonces, oh, ¡Dios mío! descubrí la belleza, y escuché esto:

                              

  

En el sótano, tras las escaleras, donde el tiempo adquiere otro sentido, ó lo pierde, resuenan intemporales, infinitas, las melodías, las viejas melodías, que habitan eternamente en el recuerdo de los viejos, solitarios, y siempre renovados corazones de los habitantes del  inframundo de los sentidos:

Dame la noche, para escuchar en el silencio, las acalladas voces musicales del encuentro con uno mismo. Dame la noche para sentir el placer de la vida, para verme dibujado en las aguas serenas del mar, entre los rayos reflejados de la luna, serena  reposar sobre los brazos de las olas. Dame la noche para sentir, en silencio, el sonido de la música; dame la noche, para sentir el sueño de estar despierto a los sentidos, para verme inmerso en el río del discurrir del inmóvil tiempo del que sueña-

P

Pd:

Escrito y musicado  sólo para mí…sólo para tí… ¿dónde está la diferencia?  Yo soy ellos, soy tú, porque en el fondo del corazón, al otro lado de la escalera, nada hay que nos separe. Sómos pura energía, sencillamente. música que navega infinita a través del universo…

Sencillamente, con el corazón, en el corazón, una suave caricia, un tierno soplo de sentimiento, una leve, susurrante palabra de amor incondicional, un gesto eternamente efímero de quién todo lo dice, sin decir nada…sencillamente, , para mí..para tí…para quién escucha, con el corazón, en el corazón.

Nota: gracias a quiénes me aportan desde la  red la posibilidad, de , sencillamente, expresar mis miradas , a través también de las suyas, a quiénes me brindan la posibilidad de expresarme y expresar y motivar a escuchar y sentir la música, a ver y valorar las cosas desde otro nuevo y diferente sentido, a creer y pensar en un nuevo y diferente mundo  donde las cosas y el hombre adquieran nueva y renovada dimensión. Sin intereses mercantilistas, sin motivaciones, prejuicios, sin otro sentido que elevar el valor de lo humano, de los demás, de cada uno de los que piensan humildemente, sienten sencillamente, viven identificados con y cada mota de creación, sencillamente gracias.

sábado, 5 de marzo de 2011

LA CERTEZA

Hay pocas cosas de las que esté seguro, pocas, prácticamente ninguna  que conformen  mi saber, pero hay dos que sí sé:

-que no conoceré la verdad, (en esta etapa de mi existencia al menos), y que, por contra estoy en la obligación espiritual de andar tras su encuentro.

Esta es, sencillamente, la paradoja del vivir el camino del ser. Partir en busca del conocimiento implica abrir la mente a las preguntas, lo que te lleva rumbo a lo desconocido, y te coloca frente a un abismo profundo e inquietante.

Cuando tu mente, por si misma, se plantea preguntas, surge un  universo inexplorado ante ella. La visión se ensancha, los preceptos y conocimientos anteriores cobran nuevo y diferente sentido , se relativizan.

Surge otra manera de ser, una nueva visión, nuevos paradigmas toman lugar y posición en tu mente. Porque en este nuevo viaje que nos planteamos en busca del “ser”  hemos de despojarnos de esa caduca visión de la realidad que nos aprisiona  y conforma.

Hemos de considerar que ese cómodo espacio que nos hemos creado de inciertas realidades, es la suma de nuestras suposiciones.

Ese terreno mental que pisamos y consideramos la realidad es simplemente el mundo de nuestras propias fantasias y elucubraciones. Es el hogar de nuestra fábula mental, limitada y parcial: la suma de todas mis verdades es mi propia mentira.

El camino del sufrimiento te consume físicamente, es camino cuesta arriba, pero conforme vas subiendo ganas en altura y amplitud de miras. Sólo el observador de la mirada interior es capaz de vislumbrar el horizonte que se le ofrece. Yo he envejecido mucho en pocos años, estos últimos, y aún recorro una empinada cuesta en aras no de una juventud  siempre e inevitablemente efímera, sino en pos del conocimiento interior.

Travesía a bordo del navio del romanticismo, bajo la tenue luz de las estrellas

Viaje musical a través del sonido del amor, bajo el tenue fulgor de las estrellas en el aterciopeado cielo de los corazones románticos.