Cada uno busca y anda metido en su propia andadura; cada cual elige sus motivos, sus razones, sus lecciones, porque de una u otra manera, todo aquello que nos sucede es lo que tiene que ser, la oportunidad que nos brinda nuestro propio estado evolutivo para hacer consciente nuestra enseñanza.
La flor carece de aroma para quién no tiene olfato, el cielo carece de color para quién no ve, y para los pobres de espíritu, la experiencia de la vida es un episodio vacío de un tiempo aparcado entre la nada y el olvido.
HOY me senté en el parque mientras esperaba a mi única amiga, con la que comparto sinsabores, miedos y tristezas, y que me ha dado la mayor felicidad, la de estar a mi lado, la de ser mi mano derecha, aquella que siempre me brinda la ayuda que necesito.
Mientras la esperaba un rato largo, miraba enfrascado el mundo a mi alrededor. Colgados, harapientos, locos bien vestidos, falsas apariencias, miradas de desprecio, de soberbia , mal creídos. Pobre Pemiroto, pensé para mis adentros, mira que eres raro, aparcado, así, aquí, a un lado, como espectador ignorado e ignorante de un mundo que se torna absurdo, un juego de niños incrédulos. Falsas apariencias, ropajes que nada dicen de tí, risas que en nada demuestran tu estado interior, amistades fingidas, simple camaradería.
¡Qué raro eres me decía! Sentado en este banco, ausente, invisible para los jugadores de este monótono devenir de lo cotidiano. Qué raro eres, me repetía, pero qué afortunado de serlo, me respondía, sentado en este banco, a solas, con el alma solitaria de un poeta esperando a su amada, con los ojos ausente de la visión insípida , cargado de sentimientos, abiertos los sentidos del alma al instante de lo vivido.
AYER, aquel a quién un día dí de comer como a un perro hambriento de atenciones, rebajado frente a los demás por un pasado de vicios , me negó el saludo, aquel, a quién nadie atendia, aquél a quién defendí frente a críticas y opiniones despectivas, ese mordió la mano de su amo, como perro rebajado de categoría, solo, por méritos propios se colocó en el lugar que le correspondía, y allí ha quedado, como roca inerte, como un obstáculo superado del sendero .Porque en el camino del andante, siempre hay piedras , que quedan atrás inertes, enterradas en su propia miseria, ancladas, inmóviles, pasajeros hacia ningún lugar.
Son la enseñanza de lo que no debe ser, de la deslealtad, de la carencia de valor personal, sencillamente…de la profunda ignorancia del que no conoce más allá de lo que su escasa evolución le permite entrever.
Me he descargado otra piedra de la mochila, otro peso arrojado al vacío, que me alivia el camino, que me facilita la huída. Gracias, gracias por la lección, que conocer lo malo, lo feo, es indispensable para distinguir lo bueno y lo hermoso. Gracias por hacerme ver el error cometido, por haberme librado del castigo …gracias, gracias, amigo mío.
Pobre iluso, enterrado en tu propia miseria, esclavo de tus propias mentiras. ¿es que cree que con actitudes tan zafias, desleales, tan carentes de calidad humana, te eriges en ganador? No amigo mío, sólo te confirmas en tu verdadero estado, te desenmascara, te colocas en el lugar que ya otros te tenían… Sencillamente…una piedra en el camino.