Si algo me define y me ha definido, - probablemente ahora ande un poco más apagado en ese aspecto- , (cuestión del cansancio de la edad y otros menesteres vitales) si algo forma parte de mi forma de ser, es, – digo-, la curiosidad.
Siempre anduvo mi mente, ya desde muy niño, divagando, observando y buscando . Siempre fuí por libre, y es que eso del pensar te hace ser un inepto para las cuestiones de lo cotidiano.
Abrir un libro de algún tema que me interesase en ese momento era todo un abanico de sensaciones, emociones y placer intelectual.
Buscar un libro que pudiese resolverme alguna cuestión que me preocupara , era, sin duda alguna, una aventura inquietante y emocionante, que me enfrascaba y fascinaba.La soledad, que formó parte de mis circunstancias vitales, de mi “karma , de mi lección de vida, de mi aprendizaje personal, lejos de ser una carga, se convirtió en la aliada perfecta.
Se llora en la soledad, es cierto, se añora en la soledad, también lo es, se echan en falta muchas cosas, pero, como ocurre en tantos otros aspectos, las grandes virtudes van acompañadas de grandes defectos, los viajes más hermosos ofrecen los mayores riesgos, las grandes aventuras son las más peligrosas…
Y la soledad fue mi mejor aventura, un arriesgado viaje al confín de uno mismo, un enfrentarme al peligro de encontrar mis respuestas a mi experiencia de vivir, el descubrimiento del verdadero mundo de las emociones y sentimientos.
Y todo proceso de búsqueda sincera, emotiva, y esencialmente personal, te ofrece sus propios recursos. Cada vez que surgía ante mí un abismo, casi por arte de magia, aparecía inevitablemente, un puente misterioso y fantástico que me ayudaba a cruzar.
Cuando de repente llegó un momento en que la soledad era dura, se apareció ante mí el puente de la música, y mi mundo se llenó de compañía, dulce, delicada, tierna, sensible y
melodiosa. Aparecieron quiénes consideré mis amigos íntimoS, aquellos que lo eran desde el corazón y los sentimientos, que es el lenguaje de la soledad.
Y el amor, la esperanza, la alegría de vivir lo hermoso de la vida, el placer de saborear lo que mis sentidos me proveían desde el mundo circundante, se convirtió en una actividad frenética vital y esencialmente profundamente interior y personal.
Todo tenía un sentido diferente, un aspecto completamente distinto , al que captaban y veían los demás.
Decía un conocido millonario, que ahora que poseía su inmensa fortuna, tenía que reconocer que la parte de su vida más emocionante y hermosa, fue la del tiempo que luchó por llegar a tener lo que ahora tenía, no el hecho de tenerlo.
Sencillamente es así; la vida material te da lo que buscas, la espiritual te permite saborear
de todo lo conseguible de la vida, como si estuvieses siempre en ese estado de lucha, que al igual que el millonario, en su afán de lograr su objetivo, le permitió vivir lo más hermoso y emocionante de la vida.
Es la búsqueda lo hermoso, es el desear lo que te emociona, es sentir l o que se convierte en elixir de vida, la razón, el verdadero placer de vivir. Y estar siempre en esa actitud interior es el estado de felicidad plena. Amar desde el silencio, ver desde lo más profundo del corazón, sentir desde las entrañas del alma…es sencillamente el más profundo de los secretos del mundo interior, el mayor de los regalos escondidos en la mina del alma.
Y ahí en ese fantástico reino interior del mundo del corazón sigue sonando mi música, siguen estando mis amigos del alma, que, aunque desparecidos del mundo de lo externo, de lo “conseguido”, siguen siendo presencia eterna, en su verdadera dimensión.
Amigos del alma que siguen sonando con toda su fuerza, que siguen provocándome, revolucionando mis sentimientos, amigos que encuentro entre las páginas de mis libros
releídos, imagen intemporal de mi mismo, que encuentro entre las páginas, también, de mi diario.
Busqué…y, sencillamente,…encontré. No se entiende por la mayoría, pero aún quedan poetas, aún quedan aventureros de sillón, aún suenan los violines, aún rasguean las guitarras al ritmo del amor…aún hay quienes, sencilla y humildemente…vivimos.