Hay más allá del tiempo, al margen de éste, una aventura interminable, que es la aventura eterna de la consciencia, que es la historia sin fin de lo que somos, que es en definitiva la verdad absoluta, cierta y libre de nosotros mismos.
Desgajados de la realidad cierta de lo que es, de lo que somos, entramos en el plano de la ilusión vanal, de las apariencias tangibles de un espejismo engañoso , el mundo en el que nos sumergen los sentidos prisioneros de sí mismos, como pez que en la pecera solo ve y cree lo que existe en la prisión de cristal en la que vive.
Pero al borde, en los límites, se vislumbra, se llega a entrever, que tras esa apariencia del mundo real del contenido de la pecera, está el infinito eterno de la realidad cierta y absoluta, el universo de la consciencia, donde el tiempo es un segundo, un interminable instante que escapado de los límites del tiempo se convierte en eternidad .
Sumergidos en el engañoso universo de la pecera, nos inventamos nuestras historias, nos recreamos en aventuras, absurdas, falaces, nos movemos en el reino de la vanidad, del falso orgullo, de la soberbia, nos recreamos en ser personajes inventados y moldeados a nuestro antojo y al capricho de otros, ponemos límites al tiempo, engendramos y creamos relaciones, que no son sino especulaciones, satisfacciones compartidas de nuestra necesidad , de nuestro instinto atrapado en la cárcel de los sentidos.
No existen límites en la realidad cierta, en ese instante perdido del tiempo que es la eternidad, no existen ataduras, no existen necesidades , no hay parentescos, no hay amistades ni obligaciones, pues no hay nada más allá de ese instante que , desgajado, de sí mismo, todo es y contiene.
La pecera, ese mundo fantasioso, ese sueño, desgajado de la noche hermosa y eterna, de la cierta y única historia, la de la consciencia, es la cárcel dónde todo pesa, todo vale, todo aparenta , todo es, en definitiva, un mero engaño de los sentidos, en la que cuanto más engañado andas de la verdad, más te aprisionas en el sueño de lo aparente, esclavo y servilista, en pos de poder que no es, en pos de fama que no dice nada de tí. Mires donde mires, cuando más adentro, más obscuro el mundo de afuera, el real, más dependiente, más prisionero de la mentira , más insatisfecho, más prisionero de necesidades con que la propia mentira te esclaviza en sus límites.
Sólo unos pocos se acercan al borde del cristal, para lograr entrever , lo que se intuye tras los límites transparentes, sí, pero limitantes del vidrio . El aventurero de la consciencia es capaz de atravesar esos límites, liberado de la mentira, al margen de la cárcel de los sentidos ordinarios, cuál pasajero de un vehículo especial, que no encuentra límites ni obstáculo alguno a su camino: la aventura de vivir la eterna historia del instante perdido.
PEMIROTO
-CUÁNTO MÁS ALIGERAS TU PESO, MÁS ALTURA GANAS, CUÁNTO MÁS TE DESPOJAS DE ATADURAS, DE DESEOS E INSTINTOS, MÁS LIBRE ERES. CUANTO MÁS CONOCES LO DE DENTRO MÁS TE IDENTIFICAS REALMENTE CON EL TODO, LO DE AFUERA.
SI TE LIBERAS, SI TE DESPOJAS, SI TE IDENTIFICAS CONTIGO MISMO, ALCANZAS LA VERDADERA COMUNICACIÓN CON EL TODO, CON LOS OTROS, DESDE EL MÁS PROFUNDO DE LOS SENTIDOS, SIN RESPONDER A NECESIDADES EGOISTAS, NO PARA SATISFACER TUS INSTINTOS, NO PARA LLENAR TUS VACIOS, SINO CON LA RAZÓN Y POR EL CORAZÓN DEL SER.
VOLVER HACIA DENTRO ES ENCONTRAR EL CAMINO REAL, ES LIBERARTE DE LA PRISIÓN DE LA MATERIA, EL MUNDO ENGAÑOSO, PRISIONERO DEL TIEMPO Y LA CASUALIDAD. SER TÚ, ES APRENDER A DISOLVERTE EN EL OCEANO DEL TODO, PARA ROMPER LOS LÍMITES DE LA PRISIÓN EFÍMERA DE LOS SENTIDOS.