Probablemente, es seguro, que si miramos a nuestro alrededor, no a través del cristal de la vanidad autosuficiente y engañosa, probablemente, es seguro, , si observamos a nuestro entorno, no a través del cristal opaco de las falsas y humanas religiones, autosuficientes, engañosas, manipuladoras y partidistas, autoerigidas representantes de Dios, físico y material, juez y verdugo, partidista y selectivo, probablemente, seguro, pienso nos daríamos cuenta que entre Dios y nosotros todo es posible, que esa infinitud no es alcanzable ni remotamente por nuestro juicio, voluntad ni inteligencia, siquiera ni por asomo.
Que Dios ha creado un universo infinito con infinitas posibilidades, que no somos el centro del universo, ni siquiera necesarios, mucho menos imprescindibles, que no somos invencibles ni eternos, sino un instante fugaz, no a nivel personal, sino como especie, que tenemos una obligación, - y una necesidad- personal, de buscar y arañar en la verdad, como parte fundamental de nuestro desarrollo, de nuestra evolución, de nuestra obligación moral y ética con la vida, (con Dios en definitiva), son pensamientos e ideas que surgen del raciocinio del corazón, ese lugar fundamental donde la verdad primigenia se esconde en cada partícula de vida.
Aceptar con humildad , pensar con humildad, ser ciertos y sinceros con uno mismo, viajero entre los confines del espíritu, es una necesidad del buscador, es la esencia del verdadero ser humano, ese que trasciende las limitaciones del engañoso reino de lo material y fatuo, ese que mira más allá del espejo, ese que es mucho más que un reflejo de sí mismo y de los demás, de esa convención social, de ese papel que nos han ordenado jugar, y que aceptamos gustosos, pese a que perdemos la parte fundamental, esencial de lo que somos en verdad, y nos cercena la posibilidad de ir más allá de ser una simple marioneta, hija del convencionalismo y esclava del poder de ..¿quién?
Es entonces cuando alabamos a Dios, cuando entramos en verdadera y cierta comunicación con el espíritu divino, ese que se encierra no entre las paredes de templos y monumentos, no entre libros y escritos, sino que se difunde e intuye hasta en el más simple y elemental rincón e instante del universo de la creación.
Qué más da cómo llamemos a Dios, qué más da como lo representamos, como lo pintemos, como los vistamos, de qué poderes lo dotemos, cuál mago de feria, cuál juez cruel y vengador, porque no tiene rostro, porque no tienes límites ni en el espacio ni en el tiempo. No podemos apresarlo entre las rejas de lo humano, cuál mono de feria. La verdad está escrita en cada alma humana en cada corazón, sin importar otra cosa, sin condicionantes humanos válidos, sin partidismos pseudodivinos.
Actuar y pensar así,es desgajarnos del continuo de la vida, es materializar todo, es dotarlo de nuestras simples capacidades y posibilidades, es negar la evidencia en aras de nuestro conformismo egoista y servicial .
No, no estamos solos, probablemente no lo hayamos estado nunca. No somos el centro del universo ni los reyes de la creación ,no somos los creadores de Dios, ni siquiera sus honrosos representantes, no somos sino una posibilidad más, entre millones, una muestra más, entre millones, de la infinitud del poder que es, que está por siempre. Somos un instante fugaz en el continuo de la vida, somos una posibilidad de escapar del reino de lo engañoso, una obra en ciernes , una obligación con la esencia de ser. Y aceptando con humildad, pensando con humildad, mirando con agradecimiento, seremos, veremos en nosotros, aunque solo sea una fugaz intuición, la luz, esa chispa divina que brilla más allá de las tinieblas de nuestras debilidades acomodadas ,hijas de la ignorancia, la soberbia y la deshonra de nuestros verdaderos y reales atributos humanos.
Dios es y está por siempre…pese a nosotros mismos, pese a nuestro esfuerzo de apropiarnos, de manipularlo y usarlo a nuestro antojo y beneficio. Los únicos engañados, los únicos perjudicados, los únicos culpables…los únicos que sufriremos las consecuencias, los únicos que nos perdemos la inmensa alegría de ser realmente, somos nosotros.
Y cuando alcanzamos a vislumbrar esa chispa en nosotros, todo se renueva, todo cambia y recobra otro sentido. El dolor, la tristeza, los sinsabores, no dejan de ser sino una simple anécdota, temporal. Cuando recobramos la humildad serena del corazón dejamos de culpar a Dios de nuestros aconteceres, simplemente nos dejamos mecer en sus brazos, a sabiendas de que aún resultando incomprensible a nuestra mente, en nuestro corazón nos sentimos protegidos y seguros. No buscamos el por qué, ni siquiera entender, sólo intuimos, nos sentimos íntimamente seguros y confiados.
Y también lo material y tangible se nos muestra entonces con otra dimensión porque nos sentiremos íntimamente ligados a la vida, a la plenitud, a la esencia de estar en este instante donde estamos. Cada amanecer, cada soplo de aire, cada gota de rocío, se nos vislumbra como espectáculo divino, como muestra palpable de Dios, porque sabremos que en definitiva el camino hacia él parte hacia nosotros mismos, hacia nuestro interior, porque allí, en el fondo de cada uno, en el interior de cada cuál, está la puerta que se nos abre hacia la eternidad, hacia la plenitud total.
Y ante los ojos de los demás, esos que han apartado la mirada , apareceremos como ignorantes, seremos ignorados , pero es solo una ilusión más, es sólo parte del camino, de la experiencia del corazón- pero, aún así no sentiremos a lomos del hermoso corcel divino, que recorre espacio y tiempo sin limites, nos sentiremos libres, nos sentiremos dichosos, a pesar de las cadenas, a pesar de las penas y dolores de lo humano.
Dios es y está, pese a quién pese, digamos lo que digamos los hombres, nosotros, los reyes de la creación, esos que nos matamos y comemos los unos a los otros, engañamos, robamos y servimos. Y está más allá de nosotros, dentro de nosotros, eternamente, aunque nos hayamos emperrado en ponerle DNI. Dios es…cuestión de tí…con él y a partir de ahí, de ese instante inicial de humildad, de aceptación, de entrega y renuncia, de desapego absoluto, te volverás rico, poderoso y valioso en esencia, sin más…ni menos, sin comparación, sin vanidades, plenamente, a solas con el universo absoluto. No hay comparación con otro que no seas tú mismo, y ahí serás humildad y poder, porque serás, sencillamente, maravillosamente, sólo conciencia divina.
Y entonces, con humildad, con sabiduría del corazón sientes que no importa qué piensen los demás, qué sienten los demás , en qué lugar y punto se encuentren de su recorrido, porque, la vida es, en esencia, un acuerdo entre tú y ella, y lo demás pura anécdota. Esto no es vanidad, ni soberbia, sino profunda y humilde aceptación del valor de cada uno y de todos, porque a partir de tí construyes al otro, porque a partir de tu valor valoras a los demás,, y en el reino del corazón, no hay parentescos, nos hay amistades, no hay convencionalismo, porque todo es y está en una única y eterna cosa. Ser tú, es ser lo otro, es ser los demás. Sólo respetando tu propia conciencia eres parte de la única verdad cierta. Tú y lo otro, tú y los demás, una misma cosa, en esencia. No hay fiestas en el corazón, no suenan verbenas, no hay alucinógenos, no hay festividades, es, sencillamente la íntima convicción de la felicidad íntima, cierta de estar en el instante perfecto.
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Nuestra soberbia nos ha autodefinido y proclamado ·reyes y centros de la creación”, nos ha dotado del poder, del derecho de manipular la naturaleza en beneficio propio, sin mirar consecuencias ni tener en cuenta los efectos producidos.
Pero si analizamos, simple, humildemente y con curiosidad la historia, nos daremos cuenta, que con el paso de los años, muchos conceptos, muchas ideas que abrazaban las religiones, han sido desfasadas y destruidas por las pruebas de la ciencia. La Tierra no es el centro del Universo, la sangre circula dentro del cuerpo humano. etc… cuestiones, por las que, muchos, perdieron la vida, considerados blasfemos, brujos y mentirosos.
Si eso ha sido así, ayer, porque no ocurre lo mismo hoy con otros tantos conocimientos y creencias asimiladas y aceptadas como ciertas. No es aventurado pensar. por tanto, que muchas otras cosas serán cambiadas, a lo largo de nuestra evolución futura.
Somos ilusos e ignorantes, soberbios y engreidos y dominados por poderes, tanto económicos, como políticos, como de “conocimientos”. Nadie niega que hay poderes económicos, que mueven y gobiernan el mundo, que hay poderes políticos que ordenan y estructuran en beneficio de esos poderes. Pero ¿y el poder del conocimiento?
¿Entonces, acaso no se sabe hoy muchas cosas realmente, que desmontan la historia conocida, conocimientos que probablemente no interese desvelar a los “poderes” que los conocen y manipulan?
Si oimos a los científicos el ingente e incontable numero de posibilidades físicas para la existencia de vida, si la historia del Universo es de millones de años y en comparación, la de la Tierra, más breve que un simple golpe de nuestras manos, es absurdo pensar que no haya otra historia que esta que nos hemos inventado, nos han inventado y contando, en el fondo, para vencer nuestro atávico miedo a la verdad. nuestra insignificancia frente a la realidad.
Y aún hay quién piensa que decir ó sentir de esta manera, plantearse estas cuestiones, es de blasfemos, de renegados de Dios, un dios al que hemos pintado con nuestros colores, a quién hemos vestido y adornado con nuestros ropajes, y a quién, incluso hemos dado carácter y psicología casi humana.
Pero es, sencillamente, todo lo contrario. El considerar y creer en estas cuestiones, engrandece a Dios, lo recrea en su infinitud, lo aleja de nuestra manipulación partidista, lo aparta de nuestro horizonte, de nuestras miradas cortas y estrechas.
Entre Dios y nosotros la distancia es infinita, y en esa distancia todo es posible.
Aprenderemos a ver, cuando miremos con el corazón, cuando aceptemos con humildad, cuando miremos sin miedo, con curiosidad infantil, cuando escuchemos en nuestro interior la verdad que se revela al verdadero buscador. El camino material hacia Dios a través de los sentidos materiales, es un instante en el camino del corazón.
Que no nos cuenten mentiras, porque la verdad está en el fondo de cada uno del que busca.
Teniendo en cuenta las posibilidades técnicas de los contemporáneos de muchos antiguos monumentos milenarios, de sus conocimientos, ¿cómo lograron una perfección tan extrema en su construcción?
Teniendo en cuenta los conocimientos de los que, en teoría, disponían nuestros ancestros, ¿cómo reflejaron conocimientos que aún hoy son increíblemente complejos, en escritos y construcciones, en los que demuestran un conocimiento del Universo aún hoy futuristas?
¿De dónde parte una importante fracción basura de nuestro genoma, y cuál es su función biológica, a qué es debido el salto repentino en nuestra evolución , de simio a prehomínidos ?
¿Por qué los llamados dioses por antiguas civilizaciones, y otras aún vigentes hoy en día, tienen comportamientos tan típicamente humano tanto en lo tangible como en su psicología?
¿quiénes sómos realmente, de dónde venimos, cuál es nuestra misión y posición en el Universo, cuál es nuestro futuro, cuál ha sido nuestro pasado e historia reales?
¿por qué delimitamos a Dios, conformándolo a nuestra imagen y semejanza, dotándolo características cuasi humanas, por qué pensamos que preguntarnos ciertas cosas es una especie de blasfemia aún en pleno siglo XXI?
¿Cuál es la realidad que nos circunda y…cuál nuestra propia realidad individual y personal como ser humano?
Preguntarnos es… sencillamente…alabar a Dios, porque nada de lo que podamos descubrir y demostrar con nuestras capacidades puede siquiera intuir la verdadera, única e infinita realidad de Dios. Es sólo un juego, limitado de nuestras capacidades.
Y nosotros somos pequeñas, insignificantes piezas de un mecano, que alguien, manipula y recrea en sus juegos, encerrado en la caja limitada por nuestras propias capacidades y sentidos.