PANTALLA MUSICAL


 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Y es que soy…

y es… que soy…

 

 

 

 

 

…un ávido recorredor del espacio interior, un libro de preguntas, un camino de inquietudes y emociones afloradas desde el corazón. Soy el poeta del camino interior, sin méritos ni glorias, un sencillo buscador, un experto en detener el tiempo en sí mismo, para simplemente sentir, ser, mirar y escuchar. –Soy el poeta de las miradas, escuchador del ritmo y pulso íntimo de la vida, del paso del tiempo ,  que se mece al ritmo lento de la música plena de sonoridad y melodiosa, como ola que se deja dormir sobre la blanca arena de la orilla, eterna. Soy la pregunta sin fin, la aventura que no deja de comenzar…

Soy amigo de noches bajo la luna, de conversaciones serenas , soy cómplice de la soledad, del silencio sonoro de la música, del eco del corazón, soy el que persigue no ser nada, para dejar de ser, para volver al ser. Escucho, miro, siento al ritmo del corazón, con el otro sentido, que es la suma de todos, vuelvo atrás el tiempo, para descubrir el origen del inicio, porque me sé una historia secreta, sé que hay algo hermoso más allá de mí, en mí. Soy cómplice de…ser.

Soy el eterno niño, dormido en brazos de la vida, que se arropa confiado en su madre, sin necesidades, ni angustias, buscador de sueños que se emociona sobremanera, poseido, por su música, su regalo, su joya interior. Amo ser, agradecido del regalo perecedero, instante tras instante, dolido por el quehacer del mundo, sus miserias, sus tristezas, por la suciedad del hombre que empuerca el milagro de la existencia. Soy pasajero en el andén, ilusionado, con las maletas preparadas para el viaje, dispuesto a dejar atrás lo conocido, para sumirse en nuevas aventuras del ser… Soy el perseguidor de mí, más allá del yo pasajero, falaz e ilusorio, soy el eco de mí mismo, eterno viajero del universo…

Soy el solitario que recorre las viejas calles con la mirada detenida sobre el eco del tiempo, palpando las sombras de los recuerdos con  el corazón, saltando de un lado a otro del abismo del presente cuál mágico viajero sin obstáculo, sintiendo las impresiones almacenadas en el eco del recuerdo que se expande sin fin por el universo. En silencio camino, que no a solas, porque más allá de la presencia de los sentidos  está la otra parte, el resto de la totalidad, todo el infinito mundo que es. Vagabundo, caminante solitario, escuchante y paseante del hecho de la vida, soy..el eco de mí, convertido en figura física que se crea y diluye en sí misma por el tiempo casual.

Me basta parar en mí, estarme ausente de lo de afuera, para escapar por remotas tierras, por recónditos y hermosos paisajes llenos de luz, color y fragancias. Me basta atarme a mí para escapar de la cárcel de lo externo, de los bastos sentidos, me basta detener el tiempo en mi mirada interior, para saberme en mí mismo, ese punto intermedio en el espacio infinito de la creación, permeable y difuminado con el todo, en su esencia. Me basta simple y sencillamente ser yo, sin propósitos, para ser punto de conciencia en el tiempo, para liberarme de la tela de araña de la vida. Ser yo es…saborear el eco de la vida en tu corazón, tú,tú,tú…todo, nada..siempre, eternamente.

Y es que soy el eco de mis pasos sobre las notas sonoras de mi música, acompañante melodiosa de mis miradas, causante de mis impresiones, soy el eco convertido de mí mismo sobre las notas musicales…música y yo, yo y mi música, el eterno dúo del  “mí” :

 

Disolverte en el sonido que te susurra, que te permite expresar más allá tus sentimientos, tus impresiones, encontrar  ese lugar mágico dentro de tu corazón para recrearte en tí, en tu conciencia de ser y estar, a solas, a sabiendas del tiempo del estar plenamente consciente en lo que realmente es. Yo. mi música, mis sentidos, mis miradas interiores, el eco sonoro del viaje a los confines del espíritu, el lugar del que todo parte hacia sí mismo.  Música es la cierta manera de sentirte en plenitud de reconocerte. Música es el camino del amor al todo.

Voces cálidas, suaves, arropadas por violines, saxos y trompetas, cabalgando más allá del tiempo, recorriendo las infinitudes del universo, penetrando en el espacio interior, sin límites, arriba, abajo..confundiéndose, entremezclándose con el propio sentir del corazón, sin condicionantes, en la plenitud de la libertad cierta, al margen de las razones de lo material. Música es recuperar la libertad de sentir para ser.