Cada día, todos los días, escuchamos, vemos, nos informan, de las mismas y repetidas cuestiones: hambres, guerras, dolor, sufrimiento. Tristezas, promesas rotas, desilusión y desesperanzas son las serenas respuestas, nuestras reacciones, las de los que nos recreamos en mirar sin ser vistos, en pesar nuestras penas y culpas, en tomar consciencia desde nuestro apartado y limitado punto de observación.
Todos los días cada día, nos doblegan, nos cercenan nuestras capacidades y libertades, esos que nos han engañado, esos que mienten, roban y delinquen amparándose y escudándose en el poder. Corrupción por doquier, manos sucias, culpables sin castigo, gentes sin escrúpulos, imbéciles del corazón, redomados ineptos del espíritu, meros pasajeros de la materia, especuladores de lo inicuo.
Incapaces trajeados de señores, irresponsables,imposibilitados de ver y aceptar más allá de sus intereses, de su corta, limitada valía humana.
Esos que se escudan en el poder de mafias, esos que creen que son más inteligentes porque se preparan para engañar, esos que están condenados a ser la sombra de sí mismos, obscura, plana, vacía, tienen su poder en el servicio al mal, en la esclavitud a lo material. Son los vencedores vencidos, son los señores esclavos, son meros espejismo condenados al triste espectáculo del fracaso personal.
Esos que no se ven sino en el reflejo de su tremendo error, esos que no son sino la mentira de la soberbia, la vanidad y el egoísmo, esos que incapaces de mirarse al corazón se engañan a sí mismos, apartando la mirada de la verdad, esa a la que nadie puede engañar, esa de la que nadie puede escapar, ni aún cerrando los ojos.
Tiempo vendrá, en el que otra visión sea la que nos guie, lejos, apartados de los que no ven, no escuchan, no sienten , meros servidores del sinsentido y la sinrazón.
Y la respuesta es pasiva, desde el corazón, con la otra inteligencia, esa que nos permite ver y pensar más allá del tiempo. Hay otro camino, otra luz, otra realidad, más allá del engaño de lo humano.
Y el mundo está ya, ahora, en el corazón de las gentes buenas, que saben, conocen, sienten y perciben la verdad, inocentes, sufridos, castigados, aislados. Son la semilla de un nuevo mundo que emerge, son el eco de la verdad, sencillos, carentes de vanidad.
Mientras el mundo se ahoga en sí mismo, mi música inunda mi paisaje interior, mi tiempo de espera, mis soledades del corazón. Es la magia que me aparta de lo sucio y estéril, es el sonido del universo concentrado en mi espíritu, es el eco de la voz de Dios. Música es para mí, el antídoto al mundo.