He llegado a
esa etapa de la vida en que la experiencia que el tiempo da, la suma de mis
errores, de mis conjeturas, de mis búsquedas interiores , de mis metas y
propòsitos, de mis preguntas sin respuestas, de esa especie de desazón o,
incluso, vicioso deseo de encontrar sentidos y porqués, he llegado digo, a la
simple aceptación humilde, de saber que no sé nada. En ese instante temporal y
físico que es la vida consciente y material, las únicas respuestas
encontradas son a las preguntas que se plantean en esa infima condicion de
instante y tiempo que conforma una realidad ilusa , espejismo de nuestros
limitados sentidos. Pero nunca he encontrado respuestas fuera de ese estado. El
transfondo de las cosas, el porqué, la razón, el autoconocimiento,
el sentido inicial y final del todo , están fuera de mi alcance. He lanzado un
bidón al oceano y he buceado en el con la estúpida e insulsa idea que las
respuestas estaban allí. He buceado dentro de mis propias limitaciones, y
ni así he acertado en la búsqueda y el encuentro conmigo mismo. No me
arrepiento de ello. He crecido hacia dentro, he echado raices en mi propio
terreno, he aprendido a ser humilde y reverente , a ver todo como un todo,
donde el arriba y abajo, lo alto y lo bajo, lo bueno y lo malo, todas las
dicotomias, son una unidad indivisible. El miedo pasó a convertirse en una
serena aceptación de lo inevitable, en esperanza curiosa , en creencia que no
es este el lugar para descubrir el resto, ni mi mente y capacidades las
adecuadas para lograrlo. Saber que no sé nada es algo profundamente
enriquecedor. Observar el mundo, las gentes, el espacio y el tiempo en el que
soy una parte de mi, ajena , me hace tener percepciones y disfrutes vitales
mucho mas profundos, intimos y enriquecedores que los que se logran con el
simple acomodo a lo biologico y existencial. Sé que en mi mente y mi corazón
hay muchas estancias por descubrir, que moriré de este estado, sin siquiera
haber terminado mi recorrido interior, moriŕé sin haber conocido el
mundo, pero aún más sin conocer mis tierras interiores. He sido siquiera un
pequeño viajero temeroso y apegado, un niño que ha jugado a ser
conquistador, un inocente juego.
Pero he vivido los mejores momentos en esa aventura, he disfrutado la otra
visión del vivir aquí, y desde esa perspectiva del tiempo, desde esta atalaya
en que éste me ha colocado, grito que saber que no sè nada es un profundo
pensamiento, me pone en la puerta de entrada a la sala del conocimiento. Llegar
aquì, a esta percepción es estar en la sala de espera...cuestión de tiempo.
Y ese estado me priva de vanidades y soberbias, de envidias, de necesidad
alguna de correr por delante, de ser algo mas que yo para mì mismo , sin
búsquedas de apariencias y acomodo social. He aprendido, he descubierto que
todo lo que es, en apariencia, cobra sentido y realidad en cuanto ese yo que te
conforma es capaz de sentirlo y percibirlo. Es ..porque tú estás. Tu propia
posibilidad de ver el mundo lo crea.
------- ES LA PUERTA ABIERTA AL MUNDO INTERIOR Y PERSONAL, LA AVENTURA DE RECORRER EL LABERINTO DE NUESTRO PROPIO YO ETERNO Y PRIMORDIAL. PRPEMIROTO323@GMAIL.COM-----
martes, 22 de septiembre de 2020
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