PANTALLA MUSICAL


 

sábado, 15 de agosto de 2020

el tiempo del olvido.

Vive uno ya desde la distancia, en la perspectiva que te da, ilusoria, vana, lejana y confusa, el paso del tiempo. Has subido hasta la cima y ahora te dejas deslizar cuesta abajo al arbitrio del día a día, sin fes, ni esperanzas, en la triste espera, del que, de tanto buscar y encontrar motivos en el pasado ha llegado a la conclusión de no tener uno para el futuro. El tiempo todo lo borra, incluso la propia vida.
Cuando pesa el tiempo, cuando las preguntas sin contestar se te presentan ineludiblemente necesarias y agobiadoras en respuestas no encuentras otra esperanza sino pensar que la solución está tras la cortinas de esta rocambolesca obra de farándula que llamamos vida.
La existencia, es, me afano y aferro a que así sea, algo más que este sainete entre paréntesis del absurdo y hermoso sinsentido. La vida es una mierda maravillosa, un deber. Y al fin y al cabo, si no hubiese otra realidad sino esta del caramelo que se derrite ineludiblemente en la boca del tiempo, siquiera el dolor es tal, sino un recuerdo efímero y temporal. Quizás sólo, un leve sabor dulce ó quizás amargo, pero poco menos que un segundo en el tiempo infinito y eterno.
Que es vivir, qué la vida.. pregunta el alma sufridora, el que se intenta mantener a flote entre las aguas bravas del río de la vida. Es puro ensueño, creencias en lo que no existe, una mera percepción de un milagro temporal, inexorablemente condenado al silencio y obscuro vacío. Quizás una invención de ese trozo de mente que se nos presta del Todo durante un ínfimo intervalo de segundo universal para ser y sentir que somos ese otro sueño que llamamos yo. Somos la mentira que forma parte de la verdad absoluta.
Somos viajeros del tiempo en esa nave que llamamos cuerpo  que se va diluyendo y desarmando frente a los golpes de la vida. La mente percibe el declive, que el barco hace agua herido en la cubierta por los mares que nos sostienen y nos llevan, pero que nos atrapan y nos envisten hasta hundirnos en la otra realidad. El alma permanece inerte, frente a la propia visión de la separación de lo que fuimos y dejamos de ser, de la ruptura de esa amalgama de percepciones que nos sentimos y sentimos de lo que nos rodea.
Una vana mentira, un burdo engaño del engaño de la mente. Un pez pescado al azar en los infinitos mares. Siquiera lo que veo, lo que percibo es realidad cierta. Es la realidad de mi autoengaño. 
Qué soy?, quizás nada, sólo una pregunta que se diluye en el  tiempo ó un absurdo sinsentido, un experimento fracasado .No pensar en ello, es la solución de muchos, lo que otros llaman felicidad, pero que no es sino la aceptación de una mentira para satisfacción temporal. Qué más da. Sólo sé nada.

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